Por Edinson Lares Rojas.
Igual que siempre: hermosa y señorial ciudad
Cumplido de manera urgente el traslado, hace pocos más de ocho días, a la ciudad de Valencia capital del estado Carabobo, con la principal finalidad de recuperar en treinta y cinco años de retraso, notas certificadas olvidadas; poco a cambiado la ciudad de "las mujeres hermosas" y los caballeros atentos, como así la conocí para los años 73, 74 y 75 de siglo XX.
Tres días deambule entre Maracay (Palo Negro) y Valencia (Casco Central), para medio obtener las notas certificadas del último año de bachillerato, cursado en el otrora Liceo "Don Pedro Gual" (Av. Bolívar) de Valencia, entre el lapso académico de 1974-75.
Cuándo llegué a Valencia, el día Lunes 14 del presente mes, a eso de las 9:30 a m., el calor estaba peor que en Maracaibo, entre los meses de agosto y septiembre de cada año. Claro está, si había mucha nubosidad; pero aquella fresca ciudad, que conocí en la Década de los setenta, no aprecié por ninguna parte ni sombra de la señorial ciudad de aquella época.
La ruta seguida desde "Punta de Piedras", municipio Tubores del Estado Nueva Esparta, por vía marítima de "Con-Ferry", hasta la ciudad de "Puerto La Cruz", municipio "Juan A. Sotillo" del Estado Anzoátegui; para inmediato abordar el "Autobús Ejecutivo", en el mismo terminal de "Con-Ferry", con salida a las 12:15 am., rumbo al terminal de pasajeros en el municipio San Diego del Estado Carabobo, a las afueras de la ciudad de Valencia; pude comprobar más tarde de regreso por vía aérea Valencia-Porlamar, que la mejor forma de viajar a la "hermosa y señorial ciudad", no es por la vía marítima y terrestre; sino por la vía aérea por ser más económico.
En el casco central de Valencia, entre "Plaza Bolívar y El Guaparo", constaté que todo había cambiado. La ciudad, ya no era la misma de aquella época romántica de las ciudades venezolanas que conservan una exótica magia histórica y colonial, cual La Asunción; hoy poco recordado por muchos.
Y de golpe, encontré lo que buscaba, allí estaba el Liceo "Don Pedro Gual" de Valencia. Igual que siempre, incólume, indestructible, más fuerte que los valuartes de la isla de Margarita, como los Castillos de Pampatar, La Asunción y el Fortín de La Galera en Juangriego. Tan fuerte y solido el liceo ubicado en una cuadra completa; como siempre lo había conocido y se conservaba.
Pero, la alegría se borró de golpe y casi lloré al ver sus espacios físicos destruidos, desolados y olvidados por gobierno estatal escolar o municipal alguno; y sin un doliente moro o cristiano nato que lo rescate, asista y salve del ostracismo en que está sumido desde hace varios años.
Sí.., como pedir se rescate todos esos espacios recordados con nombres propios, que dieron paso al saber, la esperanza y anhelados logros; llamados con simples nombres, como el auditorio o la sala de teatro, los pasillos y las áreas de corredores y camineras, la cancha de básquebol, voleibol y futsala; o, el siempre recordado comedor estudiantil, dónde se dictó cátedra de buen servicio y adnegada labor al desarrollo de alumnas y alumnos.
Allí está la ciudad de Valencia, transformándose con un tren subterráneo que habla de revolución y moderno progreso; igual el exime Liceo "Don Pedro Gual", que solo necesita para continuar la lucha de entregar conocimientos a los niños, las niñas y adolescentes del presente y esperado futuro, la mejor voluntad de quienes viven en ella.
Sí.., como pedir se rescate todos esos espacios recordados con nombres propios, que dieron paso al saber, la esperanza y anhelados logros; llamados con simples nombres, como el auditorio o la sala de teatro, los pasillos y las áreas de corredores y camineras, la cancha de básquebol, voleibol y futsala; o, el siempre recordado comedor estudiantil, dónde se dictó cátedra de buen servicio y adnegada labor al desarrollo de alumnas y alumnos.
Allí está la ciudad de Valencia, transformándose con un tren subterráneo que habla de revolución y moderno progreso; igual el exime Liceo "Don Pedro Gual", que solo necesita para continuar la lucha de entregar conocimientos a los niños, las niñas y adolescentes del presente y esperado futuro, la mejor voluntad de quienes viven en ella.
Sí, una institución educativa vital espera por esas personas que son parte viviente de la hermosa y señorial ciudad.
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