Fuente: La Voz del Río/ Comunidad
Abg. Edinson Lares Rojas/ Opinión
En
plena etapa especial su corazón palpita débil con baja arritmia musical
Jesús de Nazaret |
Viene… Recuerdo
que andaba rondando los 65 años, por haberlos recién cumplido, cuando hable con
él; puesto que nació un 15 de mayo de 1934, en la ciudad de Irapa, estado
Sucre. Y, como se sabe, aparte de ser un cantante tenor lírico, telegrafista
consumado, boxeador semi-profesional, maestro de escuela, músico y compositor
excelente, y otras cuarenta mil cualidades, oficios y destrezas; poco
difundidas por los más conocidos… Pocos saben que llegó a Porlamar, desde
Caracas en 1960. Se vino mandado -como me refirió jocoso un buen día- bajo
contrato de la compañía telegráfica de Venezuela o IPOSTEL, y se quedó
enamorado de la isla, las porlamarenses y la ciudad marinera a la que ha sabido
cantar, celebrar y llorar.
El
jueves santo en la tarde, cuando me dijeron que se encontraba en la unidad de
terapia intensiva del Hospital “Luis Ortega” de Porlamar, a raíz de un pre
infarto el día martes trabajando o dando clase a sus alumnos cotidianos; el
cual, no sé si por su terquedad natural, no atendió como es debido. El
miércoles por la mañana se sintió mal y fue llevado al hospital, donde se le
detectó, no solo el infarto sufrido; sino un leve derrame al cerebro que lo
mantiene en cuidados intensivos.
Lo
anterior es lo más responsable que puedo expresar puesto que no hay posibilidad
de hablar con él, cuando tiene prohibida las visitas y salvo sus familiares más
cercanos, a esta hora solo saben explicar lo que me atrevo a decir en esta
nota.
Espinetti,
como pocos, es dedicado al hablar de variados temas y con una excepcional dura
nobleza al entregar un sin igual consejo a sus amigos, se hace un riguroso
conversador consumado con la palabra ágil y el chiste a flor de boca en
reuniones privadas o públicas; de hecho, su pluma poética se inspirará siempre
en lo más cotidiano del entorno, con un toque personal único y un elevado
sentido de la realidad comunitaria que gusta cultivar.
No
pocas veces al conversar con él, noté su vernácula forma de consejas en las más
duras palabras que nadie espera, como es a los verdaderos amigos en su larga
vida poética compositora. Lo cierto es que no pocos conocidos, a los que
siempre supo declarar -y aun lo hace, no quisieran estuviera en este trance-
sin ningún remilgo o tapadera del mal que se les aproximara. Por eso, muchos de
sus amigos saben decir: “Espinetti es jodio compay”.
Adelanto
un comentario que hice el lunes 26 de marzo a Cecilia Gil… Bien sería declarar
la canción “Porlamar”, de Espinetti, segundo himno del Municipio Mariño. Igual
es patrimonio cultural viviente de Nueva Esparta y la República Bolivariana de Venezuela.
Ya lo es del municipio donde aún vive y de Antolín del Campo.
Tengo
fe que no haya malas noticias por estos días santos, quiero acercarme al amigo
Espinetti; pero es necedad visitarlo por lo que muchos saben en esta ocasión de
su salud muy delicada. Clamo una oración por su pronta recuperación al Dr. José
Gregorio Hernández, la Virgen del Valle, La Coromoto, La Divina Pastora, La
venerada Chinita y a Nuestra Señora de La Asunción; tengo fe -y ustedes,
también- que contamos con nuestros mejores guardianes a la hora de interceder
por los enfermos, necesitados y mejores amigos.
Salud
para ti, Isidro Vicente Espinetti, amigo hacedor de inspiradas notas
poéticas-musicales para cantarle a la vida. Amén.
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