30 de marzo de 2014

Ante la Convivencia Fracturada: Política y Respeto Mutuo

Fuente: Licda. Arizaida Arcia
Autor: William Fariñas.
Grano de Mostaza.

           

Ante la Convivencia Fracturada:
Política y Respeto Mutuo
            Desde  finales del mes de enero se ha intensificado  la escalada de conflictividad y violencia política en nuestro país. De muy poco sirven los conocimientos y trincheras si seguimos aceptando como normales estos hechos, crímenes, muertes y destrucción.
             Es obvia la conducta naturalmente transigente y contrapuesta de los avatares de la política en distintos casos; no obstante, la dimensión de la paz social se tiene que descubrir y construir desde la perspectiva individual y espiritual de cada quien; pasando por la interrelación de los amigos y familias, las comunidades, organizaciones, asociaciones, empresas y sociedad en general.
            El Estado y sus poderes públicos como soporte supremo de los intereses colectivos tiene la responsabilidad absoluta de velar, construir y preservar esos senderos de la paz social, familiar y personal de quienes vivimos en esta tierra de gracia.
               La paz también es la continuación de la Política por otros medios, por ello es necesario comenzar a reconocernos como pueblo mestizo y diferenciado en estatus e ideologías; no obstante, es ineludible reflexionar porque se ofende y atenta contra la dignidad personal y colectiva de la autentica mayoría  que es nuestro pueblo humilde y sencillo que habita en nuestras barriadas, campos, playas, cañadas, montes, cerros y llanos, sencillamente porque se identifican como chavistas. Las concepciones de minusvalía, racismos y de chusmas como se aprecia a los sectores populares por una parte clasista opositora, es una desviación que hay que abordar con seriedad y apremio.        Las bases del entendimiento con muchos opositores pasa por respetarnos  y reconocer que somos iguales en dignidad y gentilicio. Es cierto que ninguno de los sectores tiene la pureza absoluta y están libres de imperfecciones en sus procederes y conductas, sin embargo es necesario contar con serenidad y aplomo para entender lo crucial de este momento histórico.  
            Sólo el hecho de darle  el franco sentido al respeto por el otr@  es suficiente para evidenciar la grandeza y talante de la intención. De nada nos sirve seguir haciendo corolarios de las ofensas para mitigar el dolor, la rabia y las contradicciones.
              Se aprecia hoy la imperiosa necesidad social de entendimiento y respeto mutuo; es con  la viable construcción de puentes comunicacionales y políticos  como se fortalecen los procesos de pacificación. Más allá de la polarización, muchos opinan que no se puede desconocer un alto porcentaje de la población que no comparte los postulados y acciones del otro bando. Independiente de las razones seguro estoy, que cada quien tiene seriamente sus argumentos y contenidos defensivos de los axiomas y principios de sus manifestaciones políticas; aun así es significativo para la convivencia, reconocernos colectivamente de manera positiva y madura. Es tiempo de sensatez y sindéresis no de infortunios.
            La patria bolivariana se apresta a escenificar una de sus trascendentes realidades. Es la confirmación de su independencia y soberanía, únicos bienes logrados en la epopeya del glorioso pueblo venezolano en el siglo XIX. Hoy doscientos años después se avecina una nueva apetencia guerrerista imperial por el petróleo y riquezas de nuestra biosfera; nuestros enemigos no son los lacayos de aquí, son fuerzas potentes acostumbradas a someter a pueblos y naciones enteras por estos fines y ante esta  realidad debemos estar preparados y unidos ante el futuro inevitable.
             El gran significado de la grandeza del pueblo venezolano es su riqueza espiritual, sabiduría y heroísmo que no tiene distingo de ninguna clase. A cada compatriota mi reconocimiento y la necesidad que labremos los destino de prosperidad y felicidad de la nación venezolana. Con la ayuda de Dios vamos juntos a construir políticamente los puentes, sendas y caminos necesarios para la paz de Venezuela, lo cual  será un legado imperecedero para nuestra descendencia. Venceremos

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