Fuente: Licda. Arizaida Arcia
Autor: William Fariñas.
Grano de Mostaza.
Grano de Mostaza.
Ante la Convivencia Fracturada:
Política y Respeto Mutuo
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Desde finales del
mes de enero se ha intensificado la escalada de conflictividad y
violencia política en nuestro país. De muy poco sirven los conocimientos y
trincheras si seguimos aceptando como normales estos hechos, crímenes, muertes
y destrucción.
Es
obvia la conducta naturalmente transigente y contrapuesta de los avatares de la
política en distintos casos; no obstante, la dimensión de la paz social se
tiene que descubrir y construir desde la perspectiva individual y espiritual de
cada quien; pasando por la interrelación de los amigos y familias, las
comunidades, organizaciones, asociaciones, empresas y sociedad en general.
El Estado y sus poderes públicos como
soporte supremo de los intereses colectivos tiene la responsabilidad absoluta
de velar, construir y preservar esos senderos de la paz social, familiar y
personal de quienes vivimos en esta tierra de gracia.
La paz también es la continuación de la Política
por otros medios, por ello es necesario comenzar a reconocernos como pueblo
mestizo y diferenciado en estatus e ideologías; no obstante, es ineludible
reflexionar porque se ofende y atenta contra la dignidad personal y colectiva
de la autentica mayoría que es nuestro pueblo humilde y sencillo que
habita en nuestras barriadas, campos, playas, cañadas, montes, cerros y llanos,
sencillamente porque se identifican como chavistas. Las concepciones de
minusvalía, racismos y de chusmas como se aprecia a los sectores populares por
una parte clasista opositora, es una desviación que hay que abordar con
seriedad y apremio. Las bases del
entendimiento con muchos opositores pasa por respetarnos y reconocer que
somos iguales en dignidad y gentilicio. Es cierto que ninguno de los sectores
tiene la pureza absoluta y están libres de imperfecciones en sus procederes y
conductas, sin embargo es necesario contar con serenidad y aplomo para entender
lo crucial de este momento histórico.
Sólo el
hecho de darle el franco sentido al respeto por el otr@ es
suficiente para evidenciar la grandeza y talante de la intención. De nada nos
sirve seguir haciendo corolarios de las ofensas para mitigar el dolor, la rabia
y las contradicciones.
Se aprecia hoy la imperiosa necesidad
social de entendimiento y respeto mutuo; es con la viable construcción de
puentes comunicacionales y políticos como se fortalecen los procesos de pacificación.
Más allá de la polarización, muchos opinan que no se puede desconocer un alto
porcentaje de la población que no comparte los postulados y acciones del otro
bando. Independiente de las razones seguro estoy, que cada quien tiene
seriamente sus argumentos y contenidos defensivos de los axiomas y principios
de sus manifestaciones políticas; aun así es significativo para la convivencia,
reconocernos colectivamente de manera positiva y madura. Es tiempo de sensatez
y sindéresis no de infortunios.
La patria
bolivariana se apresta a escenificar una de sus trascendentes realidades. Es la
confirmación de su independencia y soberanía, únicos bienes logrados en la
epopeya del glorioso pueblo venezolano en el siglo XIX. Hoy doscientos años
después se avecina una nueva apetencia guerrerista imperial por el petróleo y
riquezas de nuestra biosfera; nuestros enemigos no son los lacayos de aquí, son
fuerzas potentes acostumbradas a someter a pueblos y naciones enteras por estos
fines y ante esta realidad debemos estar preparados y unidos ante el
futuro inevitable.
El gran significado de la grandeza del pueblo
venezolano es su riqueza espiritual, sabiduría y heroísmo que no tiene distingo
de ninguna clase. A cada compatriota mi reconocimiento y la necesidad que
labremos los destino de prosperidad y felicidad de la nación venezolana. Con la
ayuda de Dios vamos juntos a construir políticamente los puentes, sendas y
caminos necesarios para la paz de Venezuela, lo cual será un legado
imperecedero para nuestra descendencia. Venceremos
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