15 de marzo de 2014

¿Estamos en Guerra de IV Generación?

Fuente: Licda. Arizaida Arcia
Autor. William Fariñas
Grano de Mostaza

¿Estamos en Guerra de IV Generación?
            Estas guarimbas y hostilidades propiciadas de manera foquista ya tienen carácter bélico por sus acciones asesinas y vandálicas, además su conceptuación y operación se enmarcan en la tipología de guerras postmodernas.
            Lo esencial de la Guerra de IV generación son la presencia sustantiva de grupos subversivos diversos: grupúsculos fascistas y terroristas, ultraderechas, nacionalistas, “estudiantes”  en revolución de colores, etc.; están apoyados doctrinal y financieramente desde el exterior (No son guerrillas tradicionales). La finalidad principal de esta modalidad belicista es potencial los conflictos sociales para la desestabilización del sistema político y económico del Estado Objetivo.
            El apresto operacional de esta atípica subversión es difuso e itinerante, con  uso de tácticas  de tumultos agresivos, revueltas y motines que conllevan a desgastar a las fuerzas de orden público; en igual intensidad se acompañan de acciones explicitas para derrocar al gobierno, para hacerle perder credibilidad ante la Comunidad Internacional e inclusive para distraer su atención en miras de permitir que haya intervención militar de una nación poderosa contra el país asediado (Libia, Egipto, Siria, Ucrania). Cuentan con apoyo de sectores  oposicionistas y antigubernamentales internos y externos, de los medios comunicacionales adversos nacionales y extranjeros.
            Uso de técnicas y tácticas de combates urbanos: incendios, barricadas, control de vías públicas, ocupación de instalaciones y edificaciones gubernamentales, utilización masiva de redes sociales interactivas de telecomunicaciones propias de la globalización.
            La institucionalidad de los grupos violentos es anómala y distorsionada que buscan generar focos permanentes de violencia, inconvivencia vecinal, terror e inhibición de la población; confrontando abiertamente la institucionalidad del Estado y así trastocar el orden interno y estabilidad emocional de los habitantes.

            Nadie gana con una guerra. La actitud decidida por preservar la paz en nuestra patria y la defensa integral de la nación es un mandato moralmente apremiante y diligentemente humano de todos los venezolanos. Cada patriota, bolivariano y ciudadano constitucional auténtico debe emplazar su condición pacifista para evitar una guerra fratricida. Quienes están provocando y apoyando este tipo de conflictos en algunas localidades  del país tienen que ser cuestionados y sometidos con el imperio de las leyes y el debido proceso de la justicia. Venceremos.  

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