La desdicha general de un camposanto
El Cementerio General de La Asunción, cuya fecha de construcción se remonta al año de 1920, fue abierto a los servicio de cristiana sepultura de las y los recordados difuntos de esta ciudad capital, en el municipio Arismendi del estado Nueva Esparta; hoy, casi para celebrar una dilatada vida de servicio municipal, por poco menos de cien (100) años, sufre de una probable nula capacidad operativa, mala gestión municipal y la inundación natural por continuadas lluvias; que amenaza la salud y bienestar de vecinos y foráneos, quienes requieren de su completo y seguro funcionamiento.
En 1999, mes de diciembre de ese citado año, con la caída y corrimiento de lluvias que colmó todo el País, y la Isla de Margarita, ocurrió la primera clarinada de peligro para el ilustre camposanto, cuando al circula agua abundante desde la “Colina de La Libertad” (Igual Cerro de La Libertad), ubicado frente a la calle “Santa Isabel Sur”, que le da acceso en los linderos de sectores como: “El Otro Lado del Río” y de “La Otra Banda” del municipio; las bóvedas más antiguas mostraron reboso por tanta lluvia.
Once años más tarde, a mediados de diciembre del 2010, unos diez (10) vecinos de la necrópolis, corren a buscar consuelo en las autoridades municipales, instancias de participación ciudadana, o más conocidas los “consejos comunales” y toda una cristiana feligresía católica que le imbuye la manifiesta solidaridad; para que la denuncia, ante la grave afectación que se desarrolla en todos los patios, casas y calle de dicho sector se solucionen.
Pero, casi con un semblante de impotencia, sin escuchar de ningún personero, autoridad local sea pública, privada ni religiosa; se pronunciase a favor de resolver la posible crisis de salud que se advierte, sabiendo que priva la celeridad y una reclamada voluntad de servicio por todas las “fuerzas vivas”…
Las lluvias hasta esta fecha del 15 de marzo (2011) continúan, y ahora, una presunta apropiación indebida de fondos públicos, por la compra de unos terrenos aledaños, para ampliar el espacio físico del coto; parece ser lo más importante que atacar y no la real amenaza a la salud comunal pública.
En un artículo anterior, el editor de esta página electrónica del blogspot “La Voz del Río”, comunicador social Emerson Lares, narró con lujo de detalles lo acontecido no solo en la Cámara Municipal de Arismendi, y en la reunión de doce “Consejos Comunales del Municipio Arismendi”, en la cancha “Mario Gamboa” del sector crítico; pero lo pronunciado por estos entes, para asombro de los afectados directos, e indirectos como los niños de la escuela preescolar de la calle Girardot, nada se está realizando por detener el caos insalubre.
De hecho se presume que el cementerio está cumpliendo con sus últimos servicios útiles para la comunidad; pero no proponer solución, o pretender dar la espalda a la posible crisis en ciernes; así como, hasta imaginar poder ganar tiempo dilucidando un problema de carácter penal, que los afectados ni se pueden o deben pronunciar; y como dice un amigo “furrero” (Nombre en Deposito): “De lo que se viene es candanga con burundanga”. Agregando quien suscribe: Se mentaran la madre; pero todos van a tener que ir presos… Porque la desdicha general de un camposanto, no lo resuelven los muertos; sino los que están dinámicos y son dolientes.
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