Fuente: Arizaida Arcia
Autor. William Fariñas
@williamfarinas
Chávez: La Revolución
Bolivariana, Cambio Cultural y Disciplina Partidista
Viene… Creo
que esta cualidad amorosa, espiritual y sentimental ha sido fundamental en la
conexión entre el pueblo patriota con su liderazgo bolivariano. Considero
igualmente que Chávez ha sabido interpretar la sabiduría y sencillez de nuestra
gente y demás millones de seres humanos en otras latitudes que perciben su
condición de profeta de estos tiempos.
Una evidencia compleja de esta
realidad ha sido la posibilidad de renovación permanente como elemento
sustantivo del pensamiento crítico y la necesidad de que cambiemos los patrones
pedagógicos de la vida a la hora de actuar y opinar sobre los asuntos e
intereses políticos. Nos recuerda de vez en cuando que tenemos que ser
cuidadosos de no confundir al pensamiento crítico con las críticas destructivas
y perversas, tan comunes en estos tiempos.
En cada rincón de la patria como
discípulos: mujeres, hombres y niños muestran actitudes de que se está ante un
evento auténtico de cambio cultural que provienen de la profundidad de la
dignidad, de la fortaleza de la libertad y del poder popular. La imagen
alegórica de nuestro libertador Simón Bolívar y sus hazañas, los cánticos de Alí
Primera, la estrella de la revolución y el enigma del Che forman parte de la
cotidianidad del pueblo humilde venezolano.
La disciplina revolucionaria es un
ordenamiento interior que proviene de la capacidad innata de los saberes de los
pueblos en la búsqueda de su liberación y redención. La actitud sublime del
soberano y el amor por su Comandante, demanda especialmente de sus dirigentes
más paciencia, más constancia y más trabajo para construir la patria
socialista. La sabiduría popular distingue en estos tiempos de revolución los
actos emanados del capricho y la indisciplina que nos ofrece el deseo puro del
egoísmo y del personalismo por el poder; incluso en esta transición, nuestro
pueblo ha dado suficiente muestra de madurez ante los sacrificios y pretensiones
del imperio y su legión de lacayos. La retoma del mando en abril de 2002 fue
una epopeya de estos tiempos heroicos.
El sujetamiento espiritual, racional
y emocional al liderazgo del Comandante Presidente Chávez brota del amor, la
esperanza, el esfuerzo y la voluntad de ese ser humano que sabe y que expresa
que se puede lograr todo disciplinadamente con nuestras acciones para la
felicidad de la patria.
Algunos han mitificado, quizá por su
origen profesional militar, que la condición de mostrarse seguidor de Cristo y
Bolívar, lo hace exigir continuamente la disciplina militante de quienes
decidimos formar parte del Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV.
La disciplina es una virtud poco
valorada en tiempos de abundancia y que se somete a prueba en estos tiempos de
revolución. El amor, sacrificio y rigor del pueblo venezolano es más que
suficiente para que mostremos actitudes acordes a la esperanza de construir
otro mundo posible. Somos discípulos de esos saberes, a esas actitudes y
pensamientos.
Es ser diligente, es estar atento y
vigilante de los principios y valores que requiere la revolución bolivariana
para construir una sociedad socialista. La disciplina es como la antítesis de
la pereza, la falta de respeto, la holgazanería, la prepotencia excesiva, negligencia y poca tolerancia al respeto por
los criterios de sus camaradas, lo cual desemboca en fatal abdicación y
negación de la autoridad, conducente, en la mayoría de los casos, a la anarquía
y ruptura de la unidad.
Por consideración, amor y respeto a
Chávez nada debe desviarnos que nuestra principal misión está dirigida a lograr
la victoria del 7 de octubre. ¡Viviremos y Venceremos!
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