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No hay que ir tan lejos para
escuchar, sentir la crueldad, los gritos por la desesperación y el sosiego. La
criminalidad se ha convertido en un caballo apocalíptico que mata millones de
jóvenes y familias en cualquier lugar del mundo. La vida vale muy poco y se le
destruye como si nada. Las industrias de armas son fábricas exitosas y
rentables de la economía mundial, trafican y comercializan sus mercancías
mortales mejor que los alimentos.
Las guerras, matanzas e invasiones de hoy en
día son una degeneración de esas intencionalidades y realidades. El esfuerzo de
la ONU y otras tantas agencias multilaterales se desgastan en burocracia y
telarañas de poder. Hay naciones que mantienen la creencia cristiana de la
hermandad y aun así justifican hasta lo injustificable para bombardear y
asesinar a otros pueblos que no se someten a criterios de la ‘’democracia
moderna y el mercado occidental’’.
Un ejemplo más que evidente es el
Presidente norteamericano Obama, a quien se le otorgó recientemente un premio
Nobel por la paz, conduce tres guerras en distintas regiones del planeta con
fines imperiales. La crisis capitalista que vive Europa y especialmente en
Grecia, Portugal, Italia y España entre otros, se originó en EEUU. La
irreversible circunstancia que vemos es fruto, entre otras cosas de la
liberalización y desregulación financiera, pero esencialmente por los procesos
especulativos de la banca privada para obtener ganancias acosta de los
capitales privados de empresas y trabajadores.
Los políticos de la derecha europea y sus
pares de la izquierda confrontan lo del libre juego del mercado, el desplome
del Euro y la actitud del pueblo trabajador paciente por ser tomado en cuenta
en los destinos de la economía y la sociedad. Muchos opinan que con estas
medidas palaciegas no se está en condiciones de resolver la crítica situación
de la sociedad de estos países del viejo continente. Ya no se puede ocultar que
se realizaron con dinero y recursos del Estado, rescates financieros
extraordinarios, con elevadísimos montos para atender y salvar a la banca
privada, tal como se hizo en la Venezuela del 90’.
Necesitamos capitanes de la historia en las
resoluciones de estos magnos problemas, con auténticos liderazgos para avanza
hacia mayores niveles de participación e inclusión de los trabajadores y el
pueblo. En nuestro caso el Comandante Chávez personalmente asumió la crisis
bancaria dándole repuestas contundentes a los usuarios estafados; con igual
prontitud se llevaron a la justicia a los banqueros y especuladores que
intentaron desestabilizar a la nación. El equipo económico monitorea
objetivamente a los indicadores y controla la inflación; las grandes misiones
sociales se emplean a fondo para solventar la atención a los problemas de
alimentación, empleo, educación, salud y vivienda.
Al Comandante a pesar de sus dolencias, lo
vimos caminar cuando las torrenciales lluvias y deslaves derrumbaban barriadas
populares, puentes, vialidad y campos agrícolas. Las miles de familias más
pobres, damnificadas por los eventos climatológicos, se atienden a pesar de la
complejidad del asunto. El Comandante para este próximo 1 de mayo, nuevamente
retomará las conquistas otroras de los trabajadores venezolanos como legado de
su compromiso revolucionario y socialista. Gracias a Dios, aquí tenemos un
capitán de la historia y en él tenemos absoluta confianza. Viviremos y
Venceremos.
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