Fuente: Arizaida Arcia
Autor: Dpdo. William Fariñas
Una promesa que cautiva
Una promesa que ha
cautivado potencialmente el discurso
entre los candidatos y candidatas a la presidencia de la república en la
jornada electoral de 2012, es la viable construcción de puentes
comunicacionales y operativos para el reencuentro político de los venezolanos.
Más allá de la polarización, muchos opinan que no se puede desconocer un alto
porcentaje de la población que no comparte los
postulados y acciones del otro bando. Independiente de las razones, seguro
estoy, que cada grupo tiene seriamente sus argumentos y contenidos defensivos de los axiomas y principios de sus
manifestaciones políticas; aun así es significativo reconocernos
colectivamente, de manera positiva y madura, por el talante demostrado durante
todos estos últimos meses.
La campaña electoral de este año ha sido
factor de activación democrática con la participación protagónica de un pueblo
que en paz está decidiendo su futuro; indudablemente ha sido un signo
civilizatorio para definir el posible rumbo de la nación venezolana. Se ha activado un torrente
emocional que inteligentemente nuestro
pueblo sabrá encausar a la hora de aceptar los resultados. Somos un pueblo de
fe, esperanza y amor; nada ni nadie podrán engendrar ideas y acciones que
atenten contra la paz y seguridad de nuestras familias y compatriotas. Sentimos
en este momento pesar por las noticias
dolorosas que nos llegan de otros pueblos y países hermanos quienes viven
tensas situaciones de guerra interna sin sentido.
Nunca el
fratricidio cierra sus heridas con el olvido; además es mandatorio para un
pueblo cristiano como el nuestro, no atentar contra su prójimo. Hemos sido un
pueblo pacífico y alegre, aun en las adversidades y conflagraciones. Somos un
pueblo de oración y respeto a las cosas de Dios y los Santos. Pidamos a la
Providencia en su eterna e infinita
sabiduría que nos ilumine y aliente para
que las elecciones del próximo domingo 7 de octubre; que en este día especial se abran los portones y la entrada a un destino de grandeza, paz y
felicidad. Nos merecemos todos, independiente de los resultados, un trato de
honor y gloria como heroico y siempre victorioso pueblo de las dificultades.
Que el paradigma sagrado del respeto y la libertad siga siendo estandarte humilde de
nuestra nación. La historia nos ha consagrado a compatriotas y héroes
imperecederos en la lucha por la independencia y felicidad, son nuestros guías.
Al votar tengamos la certeza que Dios nunca nos abandonara. La gran
victoria que el pueblo venezolano mostrara a la humanidad y
demás naciones, es su santo juicio de tolerancia y concordia ante los
resultados de quien será el próximo
presidente electo. Viviremos y venceremos.
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