Fuente: Gaspar Velásquez Morillo/ Opinión
gasparvelasquez4824@gmail.com
Fotos: Archivos La Voz del Río
Todo le venía saliendo como anillo al dedo a la
oligarquía colombiana, se enseñoreaban con los aliados paramilitares, cambistas
y sectores delincuenciales, ese perverso combo maléfico, no podían disimular la
satisfacción por los objetivos logrados; en tanto, el pueblo venezolano de los
estados fronterizos, con el sabor amargo de las vicisitudes en la boca que le
hacía arrugar la cara: el bachaquerismo, contrabandistas, cambistas y delincuencia
organizada quienes hacían de las suyas.
En el imaginario cultural de la sociedad venezolana,
cuyos problemas no son tan agudos como los que se viven en la hermana Colombia,
donde con el desplazamiento humano hacia Venezuela, se filtraron todos los
flagelos de la guerra que con sus taras socio-culturales y psicológicas se
impusieron en espacios sociales de ciudades y campos venezolanos, decir
colombiano, era como: ufanarse, retar, era una amenaza tácita que se
pronunciaba con fines intimidatorio, tan es así, que se levantaron barrios en
cualquier localidad de Venezuela que para los efectos prácticos era crear
espacios geográficos del gentilicio donde la señal que emitían en la concepción
del poder y en lo cultural es…“aquí mandamos nosotros y punto…!”.
Hay que reconocer que en Venezuela viven honorables
familias provenientes de la hermana Colombia, familias hacendosas, trabajadoras
y se han entretejido con las y los venezolanos y han fecundado familias con
valores interculturales que se unen en un solo pilar de familia, de
prosperidad, de laboriosidad, de patrias hermanas y con orgullo de identidad
gemelas.
Las oligarquías de ambos países –enemigas verdaderos de
nuestros pueblos- tienen plenas coincidencias de propósitos y de intereses:
impedir a toda costa que la Revolución Socialista Bolivariana se termine de
consolidar; por lo tanto, hay que manipular a los pueblos de estos países y
predisponerlos –en el caso de Venezuela- contra el gobierno constitucional,
legítimo; por lo tanto, no tienen discrepancias para utilizar cualquier método
con tal de derrocar el gobierno de la esperanza en América Latina y el Caribe.
Las oligarquías apátridas de ambos países en su mutua
estrategia les convienen tener a los pueblos divididos y mal informados,
distraerlos, enceguecerlos y desde Colombia lanzan cada calumnia contra
Venezuela, acompañada de gases putrefactos.
La metamorfosis que viven ambas oligarquías es que la
oligarquía colombiana hoy en día, es asesora de la oligarquía venezolana y sus
partidos políticos.
El reto que las y los colombianos de bien y que eligieron
a la tierra donde nació Simón Bolívar El Libertador de América para el destino
de su vida son ejemplo viviente que han sido tratado con toda la gentileza, con
la cordialidad, con la que se atiende a un pueblo hermano, hoy gruesas capas de
colombianas y colombianos son activos integrantes de nuestra sociedad con la
plenitud de sus deberes y derechos, entonces pues, se les convoca por boca del
presidente Nicolás Maduro a defender la Revolución Bolivariana, o por lo menos,
sumarse a nuestro derecho a vivir en paz.
Blog El Mural de Gaspar Facebook / Gaspar
Velásquez Morillo
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